Más vale tarde que nunca: esta saga finalmente aceptó que nada es sacrosanto, y se abre a la relatividad moral. Con múltiples historias íntimas (y con un humor que hace pensar que un crossover con Marvel no sería tan raro), va construyendo un laberinto de grises que aún así es vibrante: el rojo Sith jamás había cautivado tanto, y el azul Jedi nunca fue tan solitario y frío.
★★★★ ½
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