Estéticamente hecha para la tele y nunca demasiado ambiciosa, pero aún así entretiene. Estas tramas de santos vs. racistas totales no son de las más profundas o sutiles, pero Chadwick Boseman y Josh Gad se complementan muy bien mientras que Sterling K. Brown bien llega a impactar; aunque por casarse con los clichés de abogados y tribunales, decida contar su historia dos veces con resultados decrecientes.
★★★
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