Uf, cómo supo Paul Feig que echaba de menos a Desperate Housewives -- pero con una ejecución así, la pena es mera nostalgia. Aunque Anna Kendrick le pone un ágil y cauteloso empeño, la trama no sólo cae en un sinsentido irreparable de giros, sino que nunca pareciera lucir a gusto consigo misma: ¿es esto un drama, una comedia, algo sexy? Sea lo que sea, apenas lo es.
★ ½
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