Una Daria del 3.0 muy sobresexualizada redacta complejas paradojas religiosas y carnales para sus planos personajes. Debería ser cruelmente divertido con sus gifs y su jerga Porlaputense, pero su hiperkinética y subliminal edición entrega serios líos espirituales, volteando la comedia por un muy oscuro drama familiar. Recomendada.
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