Con un Rashomon de terror religioso/fantasía pornográfica, la amarillista y popular historia se revive con impredecibles y drásticas tonalidades, acompañada de una vibrante y atractiva presentación de motion graphics. Sin embargo, sus narradores, eternas cabezas parlantes, hacen que la aventura se sienta un poco monótona y a ratos díficil de seguir; pero logra recuperarse poco a poco hasta el final.
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