Es sorprendente ver cuánta sangre, sexo, sudor y lodo le inyectan a la primera princesita Disney, y la mayor parte de ello es cortesía de la mirada penetrante y fatal de Theron. Entretiene e impacta en partes iguales sin recurrir al obvio tríangulo amoroso, aunque suele emplear giros muy convenientes para sí misma. Si tu paladar es dulce, Mirror Mirror. Salado, Huntsman. N.A., la de 1937.
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