Sean Penn, más que meramente maquillarse, se transforma derechamente en el hijo ilegítimo de Robert Smith y Michael Jackson; pero la película puede dejarse llevar mucho por su tono de voz pausado y socialmente incómodo, desacelerando ante la timidez. No obstante, su genial soundtrack, realmente digno para un viaje en auto, le inyecta el preciso pulso cuando más lo necesita.
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