Melancólica y romántica, como debería ser la película de despedida de un visionario para otro; pero a fin de cuentas, ¿debía sí o sí ser animación? Está lejos de lucir mal, pero hubiera deseado verla en live action -- sí, aún tratándose de Ghibli. Entramada lenta y cotidianamente, me deja añorando sus emblemáticos despliegues de catártica y poética fantasía
Una película para oír, pero no ver. Su omnipresente música va muy bien de la mano de sus clásicos versos, ¿pero qué se puede decir del resto? Pésimas actuaciones, desapasionada fotografía, una historia sin finalidad o personalidad... ¿habían temas más interesantes que abordar? Sí. Pero así como estamos, dudo mucho que hubiese ayudado.
"Innecesaria" y "mala" no tienen que ir de la mano tan así. Una secuela que se pudo contar en media hora que rellena mucho más de lo que expande. Típico de Blue Sky, sin dudas, pero eso no lo hace menos frustrante a estas alturas -- infestándose de canciones, y con demasiados personajes corcheteados, ya veo venir Rio 3, 4, 5; y todas insignificantes.
Aronofsky vuelve a sus hiperkinéticas, vibrantes ediciones, y aunque el tono épico se sienta como una curiosidad en su catálogo -- sólo eso es. Logra hacer la historia muy propia a través de visualmente potentes e intimidantes vaivenes sobre la humanidad ante Dios; y de sus ideológicamente ciegas (Winston) o acongojantes actuaciones (Watson).
Los sketches de SNL dieron en el clavo -- el terror a la Anderson es algo único de ver. Divertida y pulcra a su pinta, pero sin pelos en la lengua; con inquilinos tan peculiares como sombríos y aguerridos, de una sed de sangre y fortuna tan sólo equiparable a las impecablemente decadentes confecciones en pantalla. FYC: R. Fiennes.
