Paul Feig y Melissa McCarthy no sólo mejoran, sino que ahora llegan a un mutuo punto alto muy considerable. Tan física y verbalmente sorpresiva y sin pelos en la lengua; siempre yendo un poquito más lejos de lo socialmente aceptable, sin dejar de ser muy entrañable a pesar de toda su ranciedad. No reinventará el género, pero vaya cómo lo ejecuta.
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