Más y mejor de lo mismo y más. Tartakovsky repite sus geniales diseños, siluetas y secuencias animadas, tan llenas de vida y carisma; y ahora hay que añadirle lo tierna que es. Hay cosas en esta película que ningún otro estudio está haciendo, y aún así no pretende revolucionar el mundo -- sólo sacarte risas. Pero bueno, qué le verán los críticos, ni idea.
Una película totalmente huraña. Aunque cinematográficamente hablando es competente, gracias a sus actuaciones, su peculiar trama y una trama cautivante; de ninguna manera se trata de un filme agradable. Es incómoda de principio a fin, sin un momento de alegría. Te hace reconsiderar el que si ves películas por entretención o no.
Sobreestilizada, pero sin dudas potentemente acorralante. Su banda sonora es un literal playlist de WinAMP, bien obstrusiva, y la edición es algo hiperkinética a ratos; pero las actuaciones y el tono conseguido te van a dejar tiritando de rabia y pavor con su inhumana frialdad y completo descaro. Ve en blanco a este filme, que esta historia es cuestión de pesadillas.
O no juzgar un libro por su carátula. Te caerá algo mal con sus monólogos iniciales ultra-Juno, pero esa es la idea. Se encariñará a la fuerza contigo, pero eso es cariño a fin de cuentas -- y vaya que será más palpable y agridulce cada segundo. Muy fetiche de cinéfilos, pero más aún un nuevo clásico juvenil. Gran cinematografía.
Franco y Hill lucen muy comprometidos y apasionados por el tema, pero a fin de cuentas esto cae entre lo "nada especial" y el "¿qué trató de contar?" -- especialmente con un cierre así de confundido consigo mismo. Hay una narrativa muy evocativa aquí, llena de pensamientos oscuros y semi-verdades, pero el cliché la deja excesivamente atada a lo familiar.
Llamada así me imaginaba más caos y desenfado, y a lo mejor le hubiera servido. Igual tiene su humor (John Cena y Lebron James están sorprendemente graciosos aquí), pero esto es demasiada amargura y egocentrismo como para simpatizar. Peor aún, sólo se redime para cerrarse con un final feliz. Algo así de obvio no merece un spoiler warning.
Qué forma más desvergonzada de darse cuenta de su real audiencia. Sí, ya no contamos con ese lento estudio de personajes, ¡pero tampoco tenemos trama! Esto es literalmente ver al reparto rebotar de performance en performance hasta una más grande, sin legítimo desarrollo -- o siquiera un cierre. Al menos la pasan bien y con buen humor, pero wow.
Se echaba de menos este contraste de Ritchie tan elegante como brusco; pero no sé si lo mismo puedo decir de su relajada prisa. Los actores tienen mucha confianza y buen sentido del humor, pero todo es tan "cool" y superficial que nada causa mayor impacto. Prefiere lucirse a tener que pausarse para detallar. Relativamente olvidable.
Nada qué decir sobre la plasticina de Aardman a estas alturas, siguen siendo los maestros; pero esta historia muda, por más ambiciosa que sea (contando con hasta 4 narrativas diferentes), bien bordea lo olvidable. Tiene su encanto y su humor relativamente escatológico, pero es tan típica en todos los sentidos que llega a aburrir un poco.
La Ethel chilena -- algo que en verdad no tiene mayor propósito fuera de su propio círculo familiar, o de los más obsesionados con Allende. Dará una mirada más humana a una figura pivotal de la política y sociedad chilena, pero con tanta especulación, presunción y reticencia sólo lo convierte en un ser mitológico; que esto nunca avanza.
Y nosotros aquí tal cual, mientras que a los 23 años Dolan ya era una reencarnación de Hitchcock. Toda esta potencia visual, esta silenciosa presión, esta asfixia... ¿de dónde salió? Se da unos reveses algo díficiles de entender, pero vaya como es que te mantiene cautivo; siempre apunto de querer huir, pero aquí algo te obliga a seguir mirando.
Una Rapper's Delight: demasiado larga, pero bien ambiciosa y socialmente relevante. A lo mejor le hubiese servido más un formato de miniserie, que poco contenido no tiene pero en temas más interpersonales e íntimos se queda algo corta. Aún así, con toda la fiereza inherente de su historia y su banda sonora, jamás aburre o agota.
