Uf, esos locos Óscars, ¿no? Increíble.
En el post pasado había dicho que era imposible hablar del 2016 sin mencionar todas las cosas que transcurrieron en él que nos tienen en la ruina emocional y moral. Trump, Brexit, Alepo, el Chapecoense, todas esas muertes de famosos muy queridos figurativamente ocurriendo consecutivamente, et al. Obviamente hay cosas que toman precedencia, y la fuerza del escapismo a veces no es suficiente. Hay cosas demasiado fuertes como para dejarlas atrás rápida o cómodamente.
Quizás es por lo universalmente malo que fue el 2016 que muchas de las mejores películas que tuvo el año precisamente lidiaron con dos de sus narrativas más fuertes: la división y el duelo. Por un lado, este fue el año de películas como Zootopia, The Birth of a Nation, 13th, Loving, Race, Arrival, Free State of Jones, Captain Fantastic, Fences, Silence, entre tantas otras que fueron sobre personajes yendo muy en contra de la corriente y el status quo, reconociendo con nombre y apellido las diferencias entre ellos y nosotros. Por el otro lado, tuvimos Manchester by the Sea, Jackie, Hell or High Water, A Man Called Ove, Son of Saul, Finding Dory, A Monster Calls, The Light Between Oceans, Kubo and the Two Strings, entre tantas otras que fueron sobre el cómo lidiamos con la pérdida de un ser querido, del cómo rellenamos un vacío y del tipo de personas en que nos convertimos cuando alguien tan parte de nuestra de identidad deja este mundo. Puede ser que a nivel de cine el año no haya sido uno muy entretenido, pero sí al menos fue uno bien terapeútico.
Sin embargo, si hubo un área donde el año fue decididamente innegable fue en las películas de directores debutantes. Sin lugar a dudas este fue un año brutal para casi toda persona que lanzó su primera película el 2016: la rabia a presión de Nate Turner en The Birth of a Nation; el realismo cringe de Kelly Fremon Craig en The Edge of Seventeen; la paranoia y conspiración bajo tierra de Dan Tratchenberg en 10 Cloverfield Lane; la soltura y frescura narrativa de Tim Miller en Deadpool; la matemática anarquía de Don Cheadle en Miles Ahead, entre tantos otros. Como dije en el post anterior, los directores más veteranos se cayeron un tanto, por lo que más que nunca se agradece el tener estas nuevas voces, y no puedo esperar ver qué será de ellos en los años a venir.
En fin. No prolonguemos más el asunto. ¿Qué películas tengo de la 16 a la 12? Aquí es donde se nota lo mucho que ansiaba el fin de año y la temporada de premios: 4 de estas películas las vi post-anuncio de nominaciones a los Óscar, pues.
- Green Room, dirigida por Jeremy Saulnier. Ya he dicho que el terror no es lo mío (a pesar de haber puesto It Follows en mi #1 el año pasado, claro), pero aún así me preguntan bien seguido qué puedo recomendar del género. No habrá sido la mejor que tuvo el año, pero sin dudas esta me es la más fácil de recomendar: hay tanta... no sé, verdad, aquí. Lo gráfica, lo bien ambientada, lo acorralada, lo inmisericorde que es, lo social que es. Es un collage de miedos sumamente legítimos -- o sea, ¿cómo es que esto es ficción? ¿Cómo es que esta historia no ha sucedido antes, en la vida real? Si quieres pasar por un "peor de los casos" que bien podría salir en las noticias uno de estos días con sangriento detalle, helo aquí.
- Jim: The James Foley Story, dirigida por Brian Oakes. La labor del periodista ha sido arrastrada por el piso a lo largo de todo el año pasado, y seguramente las cosas seguirán así tal cual por otros 4 años más, al menos. Si Spotlight fue apreciada por su representación de la profesión, más que nunca documentales como éste son valiosos de tener a la mano, que evidencien lo lejos que se debe llegar y lo mucho que se puede arriesgar en la búsqueda y comunicación de la verdad; y con una narrativa que combina lo trinchero de Restrepo con la dolida familiaridad de Dear Zachary: A Letter to a Son About His Father, esto te va a llegar hondísimo. Sin dudas una de las que combinó muy bien ambas narrativas del año.
- The Jungle Book, dirigida por Jon Favreau. Disney ha estado ocupado recreando todo su catálogo clásico animado en live action con resultados más o menos dispares. Sin embargo, vaya forma que esta película dejó la vara alta. Narrativamente, un deleite de personalidades cálidas y atemorizantes que supera con creces a la original; y estéticamente es un acto de magia: ¿cómo es que toda esta vida en escena provino de un set en el centro de Los Ángeles? Será una fantasía de animales que hablan, y aún así, esta película luce más real que el real.
- The Edge of Seventeen, dirigida por Kelly Fremon Craig. Hablando de más real que el real... uf. Try not to cringe. Con toda la presencia que han tenido las redes sociales y los medios de comunicación últimamente, la vida ha ido sintiéndose cada vez más solitaria, irónicamente. Tanta información y autoconsciencia del cómo son los demás vs. el cómo eres tú (de nuevo, esa división) satura, distorsionando mucho nuestra perspectiva de las cosas. Y aún así, esta es una película que tanto se caga de la risa de ello como te dice... "sabes, igual tienes razón". Te entiende. Si sientes que las marañas sociales de la vida te ganan, necesitas esto.
- The Founder, dirigida por John Lee Hancock. Si hay un director que en el último tiempo ha evolucionado muy saludablemente, es John Lee Hancock. Increíble el cómo ha despegado desde The Blind Side: de allí a Saving Mr. Banks como de la noche a la mañana, y una vez más desde esa película a esta otra. De la sincera admiración profesional de Disney al retrato de una canallada profesional. Impulsada con slogans y astucia, es una durísima mirada al sueño americano, al ir a por todas porque los únicos límites en tu camino son los que tú mismo te impones: chao moral, entonces. El éxito personal es la miseria ajena, pues.
Y también vale la pena decir que Moonlight y Silence no se han despegado de mi cerebro tras verlas, aunque no vayan a estar mencionadas en esta lista. Comencemos como siempre.
#11
Don't Breathe
dirigida por Fede Alvarez
Ah, la cara opuesta a Lights Out. Miren, esta película tampoco reinventa la rueda, que sus personajes y conceptos son más o menos los mismos que se han explotado por décadas ya. Una casa de sustos, unos chicos que no deberían estar allí, un viejo que lleva las cosas demasiado lejos, nada nuevo. Y aún así, qué manera de refrescar al género a partir de una brillante, hermosísima ejecución y una brújula moral genialmente distorsionada; de héroes avariciosos y villanos... ¿justificables? Uf, si ven la película sabrán a lo que me refiero.
En cuanto a lo primero, qué pedazo de fotografía tiene esta película. Tal como It Follows, esta película te hace explorar cada detalle de tu entorno, haciéndote parte del séquito protagonista tratando de sobrevivir a base de las pistas y recursos que tus ojos puedan escanear en planos continuos y discernir en tomas sombrías. Además, el diseño de producción hace de esta misma casa una espectacular trampa, llena de resquicios mortales y escondites arrinconados. Interesante ver el cómo otro director uruguayo vuelve a dar un tour fatal por un hogar del terror tras La Casa Muda, vale decir, pero sin necesidad de tomas a lo Lubezki, este me es un logro mucho más formidable y efectivo. Finalmente, el audio. No respires, ciertamente: un contraste atrapante de silencios y explosiones que jamás cae en el tedio de los cat jumps gracias a... precisamente eso: una asfixiante sensación de inevitabilidad. Tarde o temprano el sonido debe volver.
Pero donde esta película consigue su mayor frescura es en el segundo aspecto mencionado aquí: esa distorsión moral que tiene. Nadie aquí es una buena persona. Nadie. Habrán unos más limpios que otros, pero decididamente nadie se merece un perdón total aquí. Esta película va a tirar por la ventana todos los clichés que décadas de secuelas, remakes y parodias han apilado con una furia exactamente imperdonable. Cada golpe va a doler más que la cresta, y cada revelación va a ser más jodida que la anterior. Esta es verdaderamente una noche de mierda, y rara vez ello me deja tan feliz, perplejo y espantado como aquí.
Ahora, la recta final. De Uruguay...
#10
El Abrazo de la Serpiente
dirigida por Ciro Guerra
... a Colombia. ¿Qué tal si a Indiana Jones le quitásemos toda la fantasía -- o mejor dicho, todo su glamour y su sentido de escapismo? Bueno, exploradores como él existieron en la vida real, pero ella misma fue mucho más brutal e inmisericorde de lo que la franquicia de Spielberg y Lucas retrataron. El resultado sería algo como esta: una aventura innegable pero virtualmente indescriptible. Hermosa sólo como el Amazonas puede ser, pero agresivamente impredecible, llena de reveses mortales e instancias de constante descubrimiento e intercambio cultural con consecuencias multigeneracionales.
Se trata de una odisea sin norte o sur, de identidades e idiomas en constante choque. Serán aventuras, pero estas son historias particulares en un mismo cauce: el deseo de un hombre por dar con una mística y rarísima planta que le podría salvar la vida; pero la intención de otro hombre por proteger su propia cosmovisión de la extinción. Y lo que es más, la misma historia le está alcanzando los pasos a estos viajeros, arriesgando sus intenciones con toda la fuerza del progreso y la conquista.
Para Colombia, esta película debe significarle un monumento -- no uno celebratorio, precisamente, pero sí uno que explora lo volátil y texturizado que es esta parte del mundo, y con ello no me refiero sólo su geografía está fotografiada con un riquísimo blanco y negro, y las interpretaciones se sienten prácticamente documentalistas. Una héctarea es un refugio, la vecina es la perdición; y entre ambas vas a aplicar hasta 10 lenguas para desenvolverte. Y es todo tan hermoso, texturizado y fidedigno, como una bitácora perdida en el tiempo que recién ahora se descubre, rellenando así un vacío de décadas de profundidad. Esta es una que el país (y toda Latinoamérica) tiene que resguardar. Es una para legar y admirar para siempre.
Y sí, le hubiese dado el Óscar el año anterior. Y este mismo, también, si hubiera estado nominada. Sin dudas.
Se trata de una odisea sin norte o sur, de identidades e idiomas en constante choque. Serán aventuras, pero estas son historias particulares en un mismo cauce: el deseo de un hombre por dar con una mística y rarísima planta que le podría salvar la vida; pero la intención de otro hombre por proteger su propia cosmovisión de la extinción. Y lo que es más, la misma historia le está alcanzando los pasos a estos viajeros, arriesgando sus intenciones con toda la fuerza del progreso y la conquista.
Para Colombia, esta película debe significarle un monumento -- no uno celebratorio, precisamente, pero sí uno que explora lo volátil y texturizado que es esta parte del mundo, y con ello no me refiero sólo su geografía está fotografiada con un riquísimo blanco y negro, y las interpretaciones se sienten prácticamente documentalistas. Una héctarea es un refugio, la vecina es la perdición; y entre ambas vas a aplicar hasta 10 lenguas para desenvolverte. Y es todo tan hermoso, texturizado y fidedigno, como una bitácora perdida en el tiempo que recién ahora se descubre, rellenando así un vacío de décadas de profundidad. Esta es una que el país (y toda Latinoamérica) tiene que resguardar. Es una para legar y admirar para siempre.
Y sí, le hubiese dado el Óscar el año anterior. Y este mismo, también, si hubiera estado nominada. Sin dudas.
#9
A Monster Calls
dirigida por J.A. Bayona
Siguiendo la línea de directores hispanoparlantes, ahora vamos a España con uno de los que más firma ha tenido en el último tiempo. Juan Antonio Bayona se ha hecho un nombre como un director trabajando con efectos visuales tan impresionantes como el talento de los chicos actores que introduce a la industria. Si tras The Impossible Tom Holland se consiguió un rol como el nuevo Spider-Man tras Andrew Garfield, ¿qué le deparará el futuro a Lewis MacDougall aquí? Fulminante en sus rabias contenidas y materializadas, este chico es uno en un millón. ¡Ojalá no la haya cagado yo ahora trayéndole mala suerte, nomás!
En fin, sobre la misma película... quizás sea demasiado fácil decir que si iban a ver una película de gigantes y niños este año, mil veces esta antes que The BFG; pero a decir verdad la condicionante está de sobra aquí: más o menos en el promedio entre The Big Fish y Me and Earl and the Dying Girl, esta película toca con grata fantasía temas tan sensibles como difíciles de poner en palabras sencillas. Habrá sido el año del duelo, y esta película claramente trata sobre la muerte, pero esta película sin dudas se escapa de esas categorizaciones, volviéndose necesaria de ver, entender, apreciar y recordar en esos interminables meses de depresión. Comprende con furia la impotencia que puedes sentir ante lo insuperable, y con una sorprendentemente delicada paciencia te hace caer en el que nada es necesariamente blanco y negro.
A fin de cuentas, lo que más importa es poder lograr esas palabras sencillas que dije antes. Esas verdades tan inescapables como humanas; tan lejanas como obvias; tan aparentemente egoístas pero objetivamente sinceras, que reflejan una necesidad, un anhelo mayor que uno mismo. El caer en cuenta del cómo llegamos a esas instancias es un proceso que este filme entrega con potencia, precisión y un gran reparto... a niños. Eso es lo más precioso aquí. Y aún así los adultos pueden aprender de esto, de algo tan vital como básico, y aún así aparentemente impenetrable. Como el fuego que recorre el interior del Monstruo, este filme es una absoluta calidez. La Inside Out de este año, ni más ni menos.
#8
O.J.: Made in America
dirigida por Ezra Edelman
¿Pero qué es una película, a fin de cuentas? ¿Acaso no es todo lo que tú quieres que sea? Bueno, más de un crítico por ahí puso a Lemonade de Beyoncé en sus listas de lo mejor del año, así que quién sabe a estas alturas. La cosa es que tras una presentación de siete horas y cuarenta y cinco minutos, esta mini-serie documental cumplió el requerimiento para competir por el Óscar, el cual terminó ganando. Tengo una regla personal que dice que si una película está nominada allí, la veo. Pero esto, aún así... ¿qué es al final? ¿una mini-serie o una película?
Sea lo que sea, es magistral. Un compendio potentísimo de la sociedad norteamericana, yendo desde los 60s hasta la actualidad, abarcando la vida de O.J. Simpson, la expansión del Movimiento de los Derechos Civiles y los acontecimientos que fundamentan su presencia; y el cómo uno incide en el otro -- y eventualmente, el cómo uno explota al otro en una sinergia de indiferencia, oportunismo e hipocresía. Pero son casi ocho horas, pues: no va a escatimar tiempo en explorar los talentos deportivos, actorales y las ambiciones socialité del tipo; su horrible crimen, y su vida post-juicio. Tampoco dejará nada a la imaginación en lo que respecta a la sociedad a su alrededor, de los casos más enfurecedores e injustificables, y la reacción que ellos causaron en la población afroamericana.
Es precisamente por ese nivel de detalle tan microscópico como panorámico por el que no me podría importar menos su controversia Académica. Y la misma indiferencia me causa su duración, que para ser tan larga es increíblemente ágil, inquieta y siempre recursiva de tal modo que nada se queda atrás, ni aunque hayan pasado 3 horas desde la última vez que se supo de algo. Es posible que el formato de mini-serie sea el único suficientemente amplio para tanta ambición, e independiente de que su Óscar sea conseguido en base a un loop-hole, este es sin duda uno de los mayores logros de investigación de la década. ¿La hubiese visto si no fuera por esa nominación? Seguramente no, pero agradezco la experiencia de todos modos -- y confío en que ustedes también lo harán cuando la chequen.
Sea lo que sea, es magistral. Un compendio potentísimo de la sociedad norteamericana, yendo desde los 60s hasta la actualidad, abarcando la vida de O.J. Simpson, la expansión del Movimiento de los Derechos Civiles y los acontecimientos que fundamentan su presencia; y el cómo uno incide en el otro -- y eventualmente, el cómo uno explota al otro en una sinergia de indiferencia, oportunismo e hipocresía. Pero son casi ocho horas, pues: no va a escatimar tiempo en explorar los talentos deportivos, actorales y las ambiciones socialité del tipo; su horrible crimen, y su vida post-juicio. Tampoco dejará nada a la imaginación en lo que respecta a la sociedad a su alrededor, de los casos más enfurecedores e injustificables, y la reacción que ellos causaron en la población afroamericana.
Es precisamente por ese nivel de detalle tan microscópico como panorámico por el que no me podría importar menos su controversia Académica. Y la misma indiferencia me causa su duración, que para ser tan larga es increíblemente ágil, inquieta y siempre recursiva de tal modo que nada se queda atrás, ni aunque hayan pasado 3 horas desde la última vez que se supo de algo. Es posible que el formato de mini-serie sea el único suficientemente amplio para tanta ambición, e independiente de que su Óscar sea conseguido en base a un loop-hole, este es sin duda uno de los mayores logros de investigación de la década. ¿La hubiese visto si no fuera por esa nominación? Seguramente no, pero agradezco la experiencia de todos modos -- y confío en que ustedes también lo harán cuando la chequen.
#7
Lion
dirigida por Garth Davis
Sí, no nos equivoquemos: el 2016 fue un año de mierda. No hay otra palabra, nada. Con todas los peores casos imaginables ocurriendo unos tras otros a pesar de las nulas probabilidades que tenían originalmente, era difícil hacerse muchos ánimos de esperanza y optimismo. Y helo aquí, esta película basada en hechos reales sobre un hombre australiano que fue adoptado a los 5 años tras haberse perdido de su familia biológica de la India, y ya adulto calcula e investiga su ubicación empleando nada más que matemáticas básicas, Google Earth y sus recuerdos de niño, de cuando hablaba otro idioma y vivía otra realidad.
¿Pueden deducir el final con el párrafo que escribí ahí? Puede ser. Da lo mismo, a fin de cuentas, que el resultado sea como sea nunca deja de ser efectivo. Una mitad es un deambulismo acongojante protagonizada por la sensacional ternura de Sunny Pawar; otra mitad es una crisis existencial de los casi-30 llevada a cabo por un leal pero conflictuado Dev Patel. Ambas partes cuentan con sus estilos particulares en cinematografía, edición y actuación -- tan así que bien cada parte pudo haber sido su propia cuestión; pero cuando el pasado y el presente empiezan a conjugar, rápidamente se vuelve un torrente emocional inescapable. Las buenas intenciones por un lado, las percepciones individualistas por otro, y lo milagroso de todo... esas lágrimas, les digo. Imposibles de evitar.
Sin dudas esta me fue la Argo de este año: la historia demasiado increíble como para ser cierta. ¿Cómo es que un tipo logra rastrear a un ser querido que alguna vez conoció hace 20 años en el corazón de la India usando Google Earth? Tal como el filme de Ben Affleck, con esta película es fácil criticarle lo superficial y rebuscado del asunto -- pero para mí, eso es lo que las hace aún más potentes. Algo así de complejo y trabajoso sucedió. Y fue para muy bien. El año 2016 fue una mierda, pero esta película me fue un oasis de fe.
Oh, ¿y la guinda de la torta optimista? Es la primera película de Garth Davis. Wow.
¿Pueden deducir el final con el párrafo que escribí ahí? Puede ser. Da lo mismo, a fin de cuentas, que el resultado sea como sea nunca deja de ser efectivo. Una mitad es un deambulismo acongojante protagonizada por la sensacional ternura de Sunny Pawar; otra mitad es una crisis existencial de los casi-30 llevada a cabo por un leal pero conflictuado Dev Patel. Ambas partes cuentan con sus estilos particulares en cinematografía, edición y actuación -- tan así que bien cada parte pudo haber sido su propia cuestión; pero cuando el pasado y el presente empiezan a conjugar, rápidamente se vuelve un torrente emocional inescapable. Las buenas intenciones por un lado, las percepciones individualistas por otro, y lo milagroso de todo... esas lágrimas, les digo. Imposibles de evitar.
Sin dudas esta me fue la Argo de este año: la historia demasiado increíble como para ser cierta. ¿Cómo es que un tipo logra rastrear a un ser querido que alguna vez conoció hace 20 años en el corazón de la India usando Google Earth? Tal como el filme de Ben Affleck, con esta película es fácil criticarle lo superficial y rebuscado del asunto -- pero para mí, eso es lo que las hace aún más potentes. Algo así de complejo y trabajoso sucedió. Y fue para muy bien. El año 2016 fue una mierda, pero esta película me fue un oasis de fe.
Oh, ¿y la guinda de la torta optimista? Es la primera película de Garth Davis. Wow.
#6
13th
dirigida por Ava DuVernay
Retomando lo de O.J.: Made in America... bueno, sí. Es algo larga. Ava DuVernay tocó temas similares este año con precisión matemática: sólo 100 minutos es todo lo que necesita para exponer una tesis completa sobre el cómo en EEUU la esclavitud sigue en pie a pesar de no estarlo propiamente tal. Una esclavitud de Schrodinger, facilitada por un vacío legal en la decimotercera enmienda del país que establece la pérdida de la libertad a los criminales. Y de allí... la historia hasta el día de hoy, con EEUU siendo el país más carcelero del mundo.
Presidentes, unos tras otros, facilitando los contextos sociales que permitiesen la detención y la estigmatización de la población afroamericana, algunos deleitándose en la nostalgia del cómo se hacían las cosas antes, otros llevando a cabo leyes que causarían un daño irreversibles; y eventualmente, llega el capitalismo y se casa con la política, consumando un amor nauseabundo que va a hacer quererte tirar todo a una hoguera. Cómo es que esta mierda es así de sistémica, digo.
Será una película sobre la constitución norteamericana y del cómo sus falencias se abusan en contra de su propia gente, pero este es un documental que debería verse y funcionar en todo país y toda población. Sin dudas es como para colocar en colegios para enseñar el que el sistema puede joder, y del cómo hay que estar alerta ante nuevas terribles posibilidades. El mundo nunca está demasiado lejos, Susanita. Quizás la más relevante que tuvo el año, pero... da lástima que lo sea -- y ahora más aún tras Trump. Chéquenla, y entenderán lo que digo. Esto hierve la sangre.
#5
Jackie
dirigida por Pablo Larraín
En el año del duelo, su buen puñado de películas se apareció donde el tema era analizado y retratado bajo distintas luces. Kenneth Lonergan pudo haber atraído la mayor atención con su Manchester by the Sea, pero para mí la película más profunda y exacta en el tema es esta recreación de la vida de Jackie Kennedy justo tras perder a su esposo en un sangriento asesinato a plena luz del día. De los momentos previos al fatídico incidente a la quietud tras la desolación: este filme es un prisma reflejando una misma luz en diferentes configuraciones.
Es cierto que Lonergan tuvo sus risas y momentos de emoción entremedio que la vuelven más entrañable, pero en lo que respecta al proceso de la pérdida esta película es un triunfo casi procedural que admiro más. Paso a paso y día a día, se va yendo de un paso del duelo al otro: las memorias que van y vienen en un volátil contraste -- los momentos gratos son tan gratos como los malos son malos; la carga de culpa que queda por sentir que no se hizo suficiente; el dolor ante lo que pudo haber sido y ya no fue; y las formas en las que se resguardan los recuerdos y el legado que el fallecido deja a los demás. Y además todo ello es tan gradual, pero el devenir del mundo real exige inmediatez y decisión. Es la vorágine de un corazón roto.
En cuanto a su producción, sólo diría que La La Land logró mayor potencia estética este año: esta dignísima presentación e intimidad emocional que acerca al público a una faceta poco explorada de una de las familias más admiradas de la historia contemporánea; con una edición y una música que evidencian el desencajamiento que todo esto representa; y una Natalie Portman en el mejor de sus roles. Un pulidísimo zafiro de película.
Y bueno, Neruda. No me gustó, pero... hey. Con esta película Larraín se vuelve el director que más he mencionado en mis Top 10s. A veces sí, a veces no; soy yo, no tú... todo ello lo hace uno de los directores más emocionantes e intrigantes de la década, sin dudas.
#4
Zootopia
dirigida por Byron Howard y Rich Moore
Regresemos en el tiempo a un año atrás, más o menos. Había terminado la maratónica labor de escribir mi post de lo mejor del 2015, y decidí premiarme viendo una película a la que había escuchado buenas cosas. Zootopia. Pude verla unos días antes y así haberla considerado para ese post, pero no me dio el tiempo. Imagínense mi cara cuando tras toda esa escritura ya debía estar pensando en qué cresta iba a colocar acá un año después. ¡¿Cómo es que esta genialidad sale tan temprano en el año?! Por todo el trauma que me causó, eso debería ser ilegal.
Sí, es así de buena. No perdamos el tiempo, entonces... ¿pero por dónde partir, realmente? Por un lado, qué transgresión y media para Disney. Esta inusitada adultez, este humor tan basado en la ley y el orden, y tan risqué de por sí. Por otro lado, qué genial forma de abordar temas tan sensibles como el racismo y la discriminación. Siempre ha sido una conversación muy del ellos contra nosotros -- ¿qué tal si de verdad hubiese una diferencia entre ellos y nosotros, algo más allá que el tipo de piel? ¿Y quiénes son ellos, o quiénes somos nosotros -- o sea, quiénes son la víctima y el victimario? Lo intenta todo, como Gazelle canta aquí con la voz de Shakira.
Y todos estos temas dificilísimos con la clásica fraternidad y lujo de Disney; la misma que crea un universo entero definido hasta los detalles más mínimos, y la misma que crea químicas que te deja ansiando más y poniéndote en el lugar de sus protagonistas. Contentísimo vería mil y un secuelas de Judy Hoops y Nick Wilde sobre las distintas cosas que les acontecen a ellos y a su zoodad (perdón) por lo que ello podría decir de nosotros mismos. Y de nuevo, para niños. A fin de cuentas, cómo no va a ser para todos, realmente.
Claramente la más icónica en el año de la división a mi gusto. Aunque... ¿la más acorde? Mh...
Y todos estos temas dificilísimos con la clásica fraternidad y lujo de Disney; la misma que crea un universo entero definido hasta los detalles más mínimos, y la misma que crea químicas que te deja ansiando más y poniéndote en el lugar de sus protagonistas. Contentísimo vería mil y un secuelas de Judy Hoops y Nick Wilde sobre las distintas cosas que les acontecen a ellos y a su zoodad (perdón) por lo que ello podría decir de nosotros mismos. Y de nuevo, para niños. A fin de cuentas, cómo no va a ser para todos, realmente.
Claramente la más icónica en el año de la división a mi gusto. Aunque... ¿la más acorde? Mh...
#3
Captain America: Civil War
dirigida por Anthony Russo y Joe Russo
... no sé. No tengo idea de los cómics, pero me fue una sorpresa ver que Disney sacase dos películas este año sobre los polos opuestos en una sociedad. En el año de Hillary Clinton vs. Donald Trump, esta película me fue demasiada cercana a la realidad. Un experimentado patriota vestido de azul, un líder nato pero de lealtades cuestionables y furtivas; y un billonario empresario vestido de rojo, un viejo carismático que suele hablar más de la cuenta, pero que destroza más de lo que logra. Carajo.
Haciendo similitudes a un lado, esta película sin dudas trajo uno de los debates cinematográficos más fascinantes que he visto en mucho tiempo: ¿#TeamCap o #TeamTony? Sí, los hashtags arruinan un poco el asunto, pero la profundidad del tema es innegable: por el bien común, ¿estarías dispuesto a hacer algo impensable? ¿a traicionar tus convicciones -- quizás a tus seres queridos, también? O bien, por el bien común, ¿cuán lejos estarías dispuesto a ir? ¿Qué podría motivarte a llegar a estos niveles?
Y tal como Zootopia, lo que hace grande a esta película es como lidia con un asunto tan potencialmente político y... simplemente lo pasa la raja. Escena de acción tras escena de acción, chiste tras chiste, cameo tras cameo, sorpresa tras sorpresa. Es todo una secuencia de cosas geniales que ocurren unas tras otras con un trabajo de dobles digno de un Óscar imaginario (hasta que establezcan la categoría de una puta vez) que además pone una montaña de interrogante sobre la mesa. Una interrogante imposible de responder con sus razones subjetivas y las fraternidades innegables involucradas, pero una que aún así fue divertidísima de desafiar. Este fue el rato más hype que el 2016 tuvo que ofrecer en los cines -- el evento del año. Por ende, y por lejos, la mejor de Marvel.
¿Cómo irán los Russo superar esto? Bueno... Infinity War les debería ser una muy buena chance. No puedo esperar.
#2
The Witch
dirigida por Robert Eggers
Esta monstruosidad... este engendro nacido de una orgía satánica entre The Village, The Revenant, The Exorcist, There Will Be Blood y The Blair Witch Project. Todas ellas salieron de algún lado histórico y geográfico, pero ninguna de ellas estuvo más cerca de lo real que The Witch. Desde el lenguaje usado, un inglés antiquísimo cargado de thy's y thou's; hasta el ciego fervor de la fe que se tiene por sobre todas las cosas -- y personas, indistintamente... será un drama, pero esta película me es más un documental terrorífico. Algo demasiado cierto, algo que no quiero que haya ocurrido. Y sé que no ocurrió, pero... mierda, pudo haber pasado. No sé.
Así es como esta película se filtra en tu mente. Con una extrema devoción que jamás se quebranta ni ante lo inimaginable o lo inexplicable; con el pecado deslizándose a pesar de ello; y con una familia al borde de la histeria tratando de explicar con versículos lo que les acontece, fallando en el intento y desquitando su frustración consigo misma. Conspiraciones por un lado y el otro, estigmatizaciones y veredictos rápidos, y un rastro de sangre inexplicable que sale del hogar para volver a él. Ennervante.
Contando con una de las mejores cinematografías, diseño de producción, bandas sonoras y repartos que el año tuvo para ofrecer, es este el tipo de películas que vuelve a los fans casuales del cine de terror en adictos hardcore; y si falla en eso los espanta de por vida y nunca más quieren acercarse al género. Resultados positivos, sea como sea. Escalofriante, maldita, imperdonable, inmisericorde, simplemente histórica; un blasfemo cóctel que te invita a hipnotizarte con tus propias irracionalidades y miedos animalísticos. Terror puro, porque pasó. Alguna vez, fuimos así. Qué fuerte.
Este fue el año de los directores debutantes, y ninguno lo hizo mejor que Robert Eggers. Punto.
#1
La La Land
dirigida por Damien Chazelle
Yep. No hay errores aquí. La La Land es mi favorita del año. Miren, cada año en estos posts de lo mejor del año listo mis cinco películas más ansiadas que se vienen durante el siguente. La última vez puse a X-Men: Apocalypse, la cual estuvo bien y nada más; Now You See Me 2, que fue... nada, realmente; Suicide Squad que fue un error; y The Disaster Artist que fue la más decepcionante de todas porque ni salió. Al final del año sólo me quedaba una: La La Land, de mi homeboy Damien Chazelle. "¡Esta será la buena!", me dije, y...
... no me esperaba esto. Necesito un momento.
Una historia de amor, claro, pero estos ángulos y este encanto... es otro nivel. Emma Stone y Ryan Gosling están su máximo nivel aquí (lo siento, Drive), siendo tan carismáticos como encantadores, y dentro de todo, poéticos. Un romance impulsado por las mutuas ambiciones artísticas, desafiado por el convencionalismo y la necesidad de tener plata ahora mismo ya. Muy pocas películas de verdad dan en el clavo como ésta sobre el cómo se siente ese instinto de supervivencia por mantener tus sueños a flote; y del cómo por perseguir un sueño la ficción que inventas se funde con la realidad que vives. Pero también toca el cómo uno se va formando poco a poco una coraza a partir del rechazo profesional, y el cómo ella va invitando cada vez más al cinismo. ¿Y cuando la suerte llega? Siendo la suerte, llega sin avisar, y puede obstruir más de lo que construye. Pero es la suerte, sea como sea. Toca la puerta, hay que abrirle.
Una historia de amor, pues. ¿Pero qué es mayor, el amor o los sueños? ¿Hay forma de compatibilizar ambos, o uno se debe adecuar al otro? Con una delicia de canciones, una paleta vibrantísima de colores, un muy buen humor y una dupla de ensueño, esta película te rompe el corazón con este Sophie's Choice. Te lo ensancha con cariño y te lo aplasta con el peso de la realidad -- pero nunca deprime, que la vida sigue. Es apasionada, efusiva, sincera, y por eso duele cuando las cosas no se dan; pero cómo no alegrarse del que alguna vez las cosas se dieron. Un recuerdo perdura por siempre si el amor está allí en él.
Si alguna vez pusiste toda tu alma en una obra tuya y vives en la duda por ello, conectarás con Mia. Si sientes que tu talento supera lo que tus oportunidades te permiten y ello te entumece, conectarás con Seb. Si te has sentido fuera de lugar por tus ambiciones e inspiraciones; o si alguna vez te has enamorado sinceramente de alguien y/o alguna idea, conectarás con ambos. Pero si el ser creativo nunca fue lo tuyo, entonces la irresistible efervescencia de los bailes, las canciones y la puesta en escena te va a ganar, que ninguna película fue más película que esta película en este año: ninguna trató más de cine, aprovechó mejor el formato del cine y sus flexibilidades, y fue más sobre la experiencia que es hacer cine, o cualquier cosa que te motive a levantarte de tu cama, y danzar tu camino a la gloria. Mientras haya voluntad, hay formas, y si hay alguien que te apañe en tu voluntad y tu forma, ¿cómo no va a valer su peso en oro? Cómo no vas a apreciar ese rostro entre la multitud que te descubrió y se inspiró contigo, que te acompañó a descubrir nuevos colores y superar los malos ratos. La misera y el triunfo piden compañía, pues, y La La Land vuelve de ello un romance perfectamente agridulce, y una obra maestra para los musicales, ni más ni menos.
Con canción y baile, y una generosa dosis de expresionismo, este filme es una para los tontos que sueñan: una sobre el amor al arte, por el arte y con el arte; y todo lo que ello conlleva. Desde la pasión del vivir en una despreocupada incertidumbre a la melancólica retrospectiva a la trayectoria. Una historia de amor, pues.
Con canción y baile, y una generosa dosis de expresionismo, este filme es una para los tontos que sueñan: una sobre el amor al arte, por el arte y con el arte; y todo lo que ello conlleva. Desde la pasión del vivir en una despreocupada incertidumbre a la melancólica retrospectiva a la trayectoria. Una historia de amor, pues.
Lo dije antes y lo vuelvo a decir. Damien Chazelle. 32 años. El ganador más joven del Óscar a Mejor Director. Sólo es su tercera película. Ahora se lleva a Ryan Gosling a la Luna en First Man.
FUCK. YES.
¡Y ese fue el año! Dentro de todo, este me fue un Top 10 bastante interesante de armar -- uno que me dan más ganas de revisitar y recomendar que alguno más reciente que haya hecho, sinceramente. En fin, ¿qué nos trae el 2017?
- Blade Runner 2049, de Denis Villeneuve. ¡Hey, hablando de Ryan Gosling! Si hay un director que me fascina que haya llegado lejos en tan poco tiempo, es el muy productivo Villeneuve. Su Arrival fascinó a la gran mayoría de mis amigos, y ahora le toca manejar una de las secuelas más ansiadas de todos los tiempos. Cómo no estar hype -- en especial con este director a bordo, que sus tramas muy exploratorias del ser y del cómo nuestra percepción de ello se difumina lo vuelven ideal para este universo.
- Una Mujer Fantástica, de Sebastián Lelio. Avalada en Berlín, y de vuelta a lo que podría ser otra selección para que nos represente en los Óscar, el director de Gloria vuelve con otra historia sobre una mujer, su vida y su relación con los hombres -- pero una diferencia notable es la protagonista Daniela Vega, la actriz transgénero que interpreta a un personaje igualmente transgénero. Con la inclusividad minoritaria al alza, muchos estarán entusiasmados por este filme y el tipo de vacío representativo que podría rellenar una historia así.
- Star Wars: The Last Jedi, de Rian Johnson. Ok, sé lo que piensan. No me gustó ni Force Awakens ni Rogue One. ¿Qué hago aquí entusiasmándome por la que se viene? Bueno, esta es mi postura: Force Awakens fue un remix. Rogue One fue opcional. Ahora es cuando realmente parte el asunto. No hay excusas. Ahora empezamos a escribir la nueva historia con nuevas tramas; y si ahora le toca al director de Looper, cómo no voy a ilusionarme, pues. A ver si el asunto ya se pone visceral y... um, positivamente loopy también.
- Guardians of the Galaxy Vol. 2, de James Gunn. Ah, pero también está este otro viaje por el espacio a considerar. Si hay una película que me hace pensar que podría ser la Star Wars del futuro cercano, la nueva referente de muchos como un clásico intergaláctico... es la Guardians original. Con toda la diversidad y memorabilidad de su reparto y la soltura que se tuvo consigo misma, fue casi la excepción a la regla en Marvel. Aún queda ver cómo irán a conectar a esta pandilla con los Avengers, pero cuando lleguemos ahí, los cines van a estallar como nunca.
- Dunkirk, de Christopher Nolan. Justo ahora Chris Nolan decide hacer un drama histórico, increíble. Estaban nominando a Arrival, Mad Max: Fury Road y Gravity en Mejor Dirección, y el loco que se hizo una carrera en el cine geek decide irse por el drama histórico. HUH. Bueh, dudo que le importe el tema. Lo que me importa más es ver cómo mi director favorito lidia por primera vez con la Segunda Guerra Mundial tras años de dirigir sueños dentro de sueños, hombres murciélagos y viajes interestelares. No podría estar más curioso ante la idea.
Y hemos llegado al fin del post. Muchísimas gracias por leer. Los dejaría con una canción de La La Land, pero creo que es demasiado obvio. Voy a cerrar este año con estos chiquillos que, a pesar de todas sus canciones originales, no tuvieron ni una chance en los Óscars. Descuiden, yo les voy a dar una aquí. ¡Nos vemos!
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