Estos sí que son mis ochentas: desteñidos, codiciosos, ridículamente arriesgados y con una sonrisa casi intachable. Tom Cruise aprovecha la experiencia en acción de sus años mozos y su carisma nato, experto en la falsa confianza, para dar con este vertiginoso zigzag de pocas palabras donde la edición es la que de verdad habla; y tan absurda que obviamente está basada en hechos reales.
★★★★ ½
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