Se da sus vueltas por la cancha antes de lidiar con la premisa clave, y más aún para alcanzar su clímax, pero gracias a sus dispares personalidades y la cercanía familiar entre ellos, forman (contradictoriamente) un ambiente tan honesto que se vuelve en el perfecto opuesto de The Blind Side. Paul Giamiatti y Alex Shaffer convencen, pero la comedia aquí es propiedad de Bobby Cannavale.
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