Placentera e inofensiva, pero cómo se le nota a LEGO que cada vez tiene menos razón para hacer estas películas. No sólo la estética está mínimamente justificada, sino que ya son tres películas masticando las mismas ideas -- y tras dos en un año, esto ya perdió el sabor. Aún así, sí, hay peores formas de pasar el rato. Entretiene sin exigir o exigirse. Para los más chicos.
★★★
Qué ambiciosa decepción. Nunca antes me había sentido tan incómodo en el cine: esta permanente cámara en tu cara, este abuso de tu espacio personal, este incesante descontrol, estas ansias post-función de evadir la muchedumbre... pero su hambre de metáfora lo arruina todo. Transforma una premisa enigmática en un discurso existencial violentísimo y cruel, pero aún así flojísimo y monótono.
★ ½
Estos sí que son mis ochentas: desteñidos, codiciosos, ridículamente arriesgados y con una sonrisa casi intachable. Tom Cruise aprovecha la experiencia en acción de sus años mozos y su carisma nato, experto en la falsa confianza, para dar con este vertiginoso zigzag de pocas palabras donde la edición es la que de verdad habla; y tan absurda que obviamente está basada en hechos reales.
★★★★ ½
Más divertida que terrorífica, pero hey: aún así es un muy buen rato. Con un reparto prometedor y un macabro festín para los ojos, devuelve a la vida a este ícono de la nostalgia sin olvidarse del kitsch, rebotando entre secuencias espeluznantes y chistes fraternalmente ochenteros. Se echan de menos las sombrías sutilezas del género, pero esto está siempre en su máxima expresión y se le perdona.
★★★★
¡Los ochenta! y eso es todo. Cuando estás ni fu ni fa con Theron, McAvoy o Goodman en una cacería de intensísima acción, bajo un rosado y cian eléctrico, y al ritmo de lo mejor del new wave; algo está criminalmente mal aquí. Demasiado estilo, nula sustancia: los one-liners y el soundtrack vinieron primero, luego el diseño, y muy al final el guión. Aún así, ¿esos 10 minutos? Damn.
★★